Niyaz Najafov

Las sombras posaban, se escondían entre las placas de los autos, los nombres políticos, los cables eléctricos. Debería de existir otra palabra más fuerte que el silencio, algún núcleo o algo insano ante severa crisis nerviosa, entre paso y paso no existe el ruido, ¿será que flotamos?

Imagina esto, seis cuadras largas para llegar a casa, no hay luna ni faroles, si fuera un bosque estaría rodeado de búhos con ojos amarillos y alaridos de lobos, no es un bosque, pero sí hay buitres.  Los carros pasan despacio y sin música, la única veladora es la bolsa amarilla de Calimax que lleva una señora, grábatela como quien porta la antorcha de los juegos olímpicos. Escuchas cómo corre el agua ¿será un arroyo? , en serio no es un bosque, pero piensas que lo es, alguna tubería rota se manifiesta o tal vez derrame lágrimas, el chiste de la falta de agua de tu ciudad ya no da risa. Quisieras no tener que recurrir a las creencias de tu madre, haces la señal de la cruz, algún fisgón te avienta cenizas de cigarro desde su ventana y solo le ves los dientes como ardilla, le falta el árbol y tu mente grita ¡no es un bosque! Jugueteas con las llaves en tu bolsa, piensas en el daño que puedes hacerle al prójimo con ellas, se escucha un buenas noches, volteas al piso y pateas una lata, piensas que la falta de estrellas se debe a que los niños las traen pegadas en la frente, reflexionas sobre tu lonche, huevo con chorizo o tortas de jamón, ¿te das cuenta que caminas muy lento?  Una mirada se te clava cual flecha, las calaveras existen, se paran en las esquinas a fumar y asustar a gente como tú, de tercer mundo, de los que sufren cuando sube el camión o comprar las cosas al 2 x 1 aunque no las necesiten, el que pide fiado en la tiendita de la esquina y le dice jefe con cariño al taquero para que te dé los tacos más “repo”, vas a mitad de camino y sufres como quien participa en un maratón, el cielo te parece más negro y espeso que otras noches, le falta la neblina para que fuera una película de terror, tu imaginación viaja por horizontes de letras, guiones de cine gore, venganzas japonesas y sangre, mucha sangre. El mundo no es el problema, tal vez seas tú, lo que miras, lo que escuchas, lo que consumes, tu nuevo puesto, tus deudas, tus miedos, esa agonía y resistencia a la moda, ese amor a las deudas y los envases vacíos que van a dar al mar, esa frase de tu serie favorita “la noches es oscura y  llena de terrores”  que te esculpiste al mármol de tu cuerpo, empiezas a entenderla, reconoces tu cuadra, en un pestañeo admiras las largas colas de algunas ratas, estás por llegar a tu destino y te duele la cabeza, solo quieres dormir ¿ya te diste cuenta que dormirás eternamente?  De repente tus puntos cardinales se ven rodeados, te asfixias con las presencias, te piden tus cosas, aceptas con una mueca, piensas en vomitarlos, pero tu alimento ya está en un viaje astral por las cloacas, en tu cartera se fue la única foto que te queda de tu hijo, tu máxima joya, el resplandor más ardiente de tu mundo, tomas una roca, te crees David, pero solo eres un político en un partido de inauguración del nuevo estadio, se abalanzan sobre tu cuerpo, máquina de perfección, nueve puñaladas tocan la puerta de tu pecho, no tienes timbre y si lo tienes dejó de funcionar, como tu corazón.

Imagínate que tu cuerpo es hallado por algún vagabundo, te quita la ropa y las migajas de galletas, no vuelves a ver a tu esposa e hijo, por la mañana dejaste el café y todo tu amor en la mesa, no los besaste nunca más.

¿Te parece triste? Imagínate todo esto, pero en un bosque. Crea el escenario que prefieras, pasa muy seguido en tu ciudad, en tus playas, selvas, colonias o barrios, solo un ejercicio de imaginación para los vivos y yo, no puedo participar.

1 comentario en "DANZA DE BUITRES"

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