Tres poemas para comenzar la lectura de Andrea Latham
DEL MAR
Huérfana y sola de amar me escribo,
si el mar pudiera tener hijos, serías tú,
descendencia directa de las olas revueltas,
manos, piedras, dedos de arena, pero aún,
huérfana, siempre huérfana.
La única madre que has conocido,
se parece al silencio.
Y de noche las venas son ruido.
Insoportable recordatorio de vida.
En tu estado de orfandad contemplas,
todo lo que no se hunde.
Todo lo que no se lleva el mar,
es tu hogar.
TEMPLO
Entiendo que mi cuerpo es un templo.
Le prendo velas, pongo inciensos.
Desnuda tendida en el suelo entrego mis ofrendas.
A la deidad más cercana: Tú.
Pero cada vez que hablo,
mi voz suena como una infinita marcha fúnebre.
Y tu cuerpo, que también es un templo,
se cae a pedazos.
Consciente me sumerjo en el lenguaje,
pero no soy muy devota.
En mi desnudez compartida me desconozco,
solo para llorar.
Me pellizco,
me rasguño,
me golpeo,
me muerdo la lengua,
para no sucumbir ante las palabras.
Y miento.
Mi cuerpo es más como un templo descuidado,
hogar de una religión casi extinta,
con muy pocos seguidores
y un Dios desentendido.
El Dios soy yo. Que soy dueña de mi cuerpo.
EL DIOS QUE LLORÓ
Algunos días Dios se convierte en su hijo para poder sentir,
olvida que tiene agujeros en las manos, quiere sostenerlo todo.
Tocar la orilla del mundo,
el cabello de las mujeres,
fuentes de mármol y estatuas de bronce y a hombres desnudos.
Dios como humano es un fracaso. Nunca ha llorado.
Pero ahora tocan sus dedos los océanos,
Y conoce la tristeza de no poder nadar en ellos.
Andrea Latham (Ensenada, Baja California. 1997). Estudiante de Lengua y Literatura de Hispanoamérica por la Universidad Autónoma de Baja California. Colaboradora del grupo Liroforos, impulsor de actividades literarias y cofundadora de Poesía Cuchumá evento dedicado a la Poesía Slam. Ha publicado sus poemas en revistas electrónicas como Linotipia y Apamate. Cuenta con un libro de poesía independiente titulado Flor de Nopal (2017).